lunes, 22 de abril de 2013

ADICCIÓN A LOS TELÉFONOS CELULARES

"La dependencia a los teléfonos celulares se está convirtiendo en una adicción", señaló un titular del periódico japonés The Daily Yomiuri. ¿Adicción? El rotativo explicó que, "al parecer, numerosos jóvenes consideran el teléfono una extensión del cuerpo y se desesperan si no lo tienen consigo". Por temor a quedar aislados, lo llevan a todas partes. Si "no reciben ningún mensaje, se agitan e irritan, y comienzan a creer que nadie los necesita". Tal desasosiego hace que respondan al instante a todo mensaje de texto que aparezca en la pantalla, lo cual no suele ser necesario.

Claro está, los teléfonos celulares tienen sus ventajas. En situaciones de emergencia, por ejemplo, han resultado sumamente útiles. Y hasta el uso en circunstancias normales no es malo de por sí, siempre y cuando se emplee de forma razonable. Pero algunos expertos afirman que la "adicción" al celular podría perjudicar las habilidades naturales que facilitan la comunicación. A una profesora de secundaria de Osaka le preocupa que "los alumnos estén perdiendo la capacidad de interpretar las expresiones faciales, la conducta y el tono de voz de los demás, lo que ha generado un aumento en la agresividad infantil, junto con una indiferencia hacia los sentimientos ajenos", declaró el periódico.

El artículo concluyó así: "Parece inevitable que en el futuro aumente la dependencia de los menores a los celulares. La única forma de reducir los efectos negativos de esta tendencia es asegurarse de que los adultos den a los más jóvenes un buen ejemplo al respecto".

"Testigos de Jehová"
wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/102003008

domingo, 21 de abril de 2013

EL BARQUERO INCULTO

Se trataba de un joven erudito, arrogante y engreído. Para cruzar un caudaloso río de una a otra orilla tomó una barca. Silente y sumiso, el barquero comenzó a remar con diligencia. De repente, una bandada de aves surcó el cielo y el joven preguntó al barquero:

-Buen hombre, ¿has estudiado la vida de las aves?
-No, señor-contestó el barquero.
-Entonces, amigo, has perdido la cuarta parte de tu vida.

Pasados unos minutos, la barca se deslizó junto a unas exóticas plantas que flotaban en las aguas del río. El joven preguntó al barquero:

-Dime, barquero, ¿has estudiado botánica?
-No, señor, no sé nada de plantas.
Pues debo decirte que has perdido la mitad de tu vida-comentó el petulante joven.

El barquero seguía remando pacientemente. El sol del mediodía se reflejaba luminosamente sobre las aguas del río. Entonces el joven preguntó:

-Sin duda, barquero, llevas muchos años deslizándote por las aguas, ¿sabes, por cierto, algo sobre la naturaleza del agua?
-No, señor, nada sé al respecto. No sé nada de estas aguas ni de otras.
-¡Oh, amigo!-exclamó el joven-. De verdad que has perdido las tres cuartas partes de tu vida.

Súbitamente, la barca comenzó a hundirse. No había forma de sacar tanta agua y la barca cada vez se hundía más. Entonces, el barquero preguntó al joven:

-Señor, ¿sabes nadar?
-No-repuso el joven.
-Pues me temo, señor, que has perdido toda tu vida.

Ramiro de la Calle (101 Cuentos Clásicos de la India)
LA NAVAJA DEL VISIR

Había una vez un pobre hombre que, debido a la perfección de su trabajo, llegó a ser barbero del sultán de Fez, quien le tenía cariño y confiaba en él. Pero el sultán tenía un visir que estaba celoso del barbero.

"Aun tratándose de un barbero", se decía a sí mismo el visir, "el sultán le demuestra más aprecio que a mí. ¿Qué impide que un buen día me mande de paseo y ponga al barbero en mi lugar?"

Semejante cosa no le hacía ninguna gracia al visir, quien aspiraba a ser nombrado sultán a la muerte de su señor. Así pues, un día, cuando el barbero abandonaba el palacio lo llamó:

- Nunca he tenido ocasión de ver la navaja y las tijeras que utilizas. Supongo que no usarás las mismas con Su Majestad que con el resto de la gente.

- No, claro que no -contestó el barbero- Me reservo una navaja y unas tijeras especiales para el sultán: las mejores que tengo. -Y abrió su estuche para enseñárselas al visir.

El visir miró la navaja con rostro ceñudo.

- ¿No te da vergüenza utilizar una navaja tan corriente para la cabeza de Su Majestad?

- ¡Ay de mi! -sollozó el barbero-. Soy un hombre pobre. Pero es una buena navaja, la mejor que tengo...

El visir le puso las manos sobre los hombros en actitud amistosa:

-Amigo mío, toma esta hermosa navaja con mango de oro y piedras incrustadas: es más digna de afeitar la cabeza de Su Majestad.

El barbero desbordaba gratitud.

Al día siguiente, el sultán se fijó en la magnífica navaja nueva. En cambio, al barbero le llamaron la atención las palabras bordadas en la toalla que el sultán tenía sobre los hombros: "Nunca actúes con precipitación, piensa primero". Y empezó rumiarlas mientras sus dedos friccionaban la cabeza de Su Majestad. Luego, dejó adrede la navaja nueva y cogió la nueva para afeitar a su señor.

-¿Por qué no usas esa hermosa navaja nueva? -le preguntó el sultán.

-Esperad un momento -respondió el barbero. Y concluyó en silencio el afeitado del sultán-. Es verdad que traje esa navaja nueva para afeitar vuestro cráneo, pero entonces leí las palabras bordadas en la toalla y pensé: "¿Para qué voy a cambiar de navaja, si sé que la antigua va bien y, en cambio, no sé como va la nueva?"

-¿Cómo llegó a tus manos? -preguntó el sultán. Y el barbero le contó toda la historia.

El sultán, mesándose su recién rizada barba, mandó llamar al visir.

-Me parece... -dijo el sultán mirando atentamente el rostro del visir-; me parece, amigo mío, que te haces falta un afeitado:

-Digáis lo que digáis, siempre tenéis razón, señor -le contestó el visir-: Pero me han afeitado esta misma mañana.

-No importa -insistió el sultán-. Sigo pensando que necesitáis un afeitado. Mi amigo te lo hará.

El visir se sentó y el barbero le enjabonó la cabeza. Luego cogió su nueva navaja para afeitarlo.

-¡No! -exclamó el sultán-. Esa vieja navaja no es digna de afeitar la cabeza de un súbdito tan leal. Coge la navaja nueva.

El barbero obedeció; pero, al afeitar al visir, le hizo un pequeño rasguño en el cuero cabelludo. Al instante, el visir fue víctima de temblores y paroxismos y, al poco, expiró. El filo de la navaja estaba envenenado.

Poco después, el sultán nombró visir al barbero.

Richard Hughes  (En el regazo del Atlas)






martes, 9 de abril de 2013

PRUEBINES PARA SÉPTIMO:

LENGUA ESPAÑOLA:

1. Visita una biblioteca, acompañado de tu padre o madre, y completa dos fichas por autores, dos por títulos y dos por materias. Auxíliate del bibliotecario o bibliotecaria.

2. Lee el texto "Adicción a los teléfonos celulares" y aplica estrategias de prelectura, esquematiza el contenido y redacta un resumen. Recuerda auxiliarte del diccionario.

3. Investiga los diferentes usos de los signos de puntuación. Explica cada uno.

4. Explica, por escrito, tus aprendizajes de los textos "La navaja del visir" y "El Barquero Inculto".


MATEMÁTICA:

1. Convierte a metros:

45 Km =               100 cm =              28 Hm =                     37 Dm =                135 dm =

2. Convierte a segundos:

3600 h =             3600 m =              800 h =                      5684 m =


3. Convierte:

a) 32°C ______°F                                                b) 86°F ______ °C

4. Construye las figuras en dos planos cartesianos:

a) A(3,3); B(-3,2); C(-2,-3); D (4,-2)
b) M (4,2); N (3,5); P (0,-5)

5. Calcula el perímetro y el área de:

a) Un cuadrado perfecto cuyo lado es igual a 6cm.
b) Un triángulo equilatero cuya base es 5m y su altura es de 4m.
c) Un cuadrilatero irregular cuyas medidas son 3km, 4km, 2km y 3km, respectivamente.

PRUEBINES PARA OCTAVO:

LENGUA ESPAÑOLA:

1. Recorta dos textos del periódico, busca las palabras desconocidas en un diccionario, esquematiza cada texto y redacta un resumen para cada caso.

2. Copia el texto "La navaja del visir" sustituyendo las palabras desconocidas por ti por otras palabras sinónimas.

3. Explica por escrito la clasificación de las palabras según su acentuación. ¡¡INVESTIGA!!


MATEMÁTICA:

1. Localiza los puntos en el plano cartesiano y forma la figura en cada caso:

a) A(3,4); B(-2,3); C(4,-3)
b) M(3,-3); N(-4,3), Ñ(4,4)
c) (0,5); Q(5,0); R(0,-5); S(-5,0)

2. Convierte a metros:

10000 Km=                          3465 Hm =                           5 Dm =

3. Convierte a horas:

180 m =                            3600 s =                            200 m y 45 s =

4. Calcula el área y el volumen de:

a) Una esfera cuyo diámetro es de 12m.
b) Un cilindro cuyo radio es de 3cm y su lado es 7cm
c) Un cono con radio igual a 4km y con generatriz de 6km.