domingo, 20 de septiembre de 2015

Evocación: Cuatro poemas de distintas reciprocidades


Evocación: Cuatro poemas de distintas reciprocidades

Neustánder M. Espinosa C.

 

 TRAJINAR DEL TIEMPO
 

Desapercibido camina crono

en la recta numérica de la vida,

donde la mañana y la noche

son cara y escudo

de una moneda cíclica.

Simultáneamente

se van sustituyendo.

La luz desaparece

tornando gris claro el gran papel

para darle paso

al nocturno espectáculo.

Las horas marchan

y desfilan los días

en las carreteras de los meses,

reuniéndose cada año

en la plaza centuria…

El tiempo no es el mismo,

se renueva, se transforma

como una incurable enfermedad

en metamorfosis permanente.

 
 

QUIERO SER
 

Quiero ser:

el perfume de tu cuerpo,

la crema de tu piel;

es más, la sangre de tus venas…

Quiero ser:

de ti todo, en todo,

por todo y sobre todo

el pensamiento de tu mente…

Quiero ser:

la combinación de tu cuerpo,

una sola alma

conformada por los dos…

Quiero ser:

contigo,

una sola persona…

Sin dejar de ser tú,

sin dejar de ser yo.

 
 
PENSAMIENTO COTIDIANO
 

Multitudes de veces,

he pensado tocar, tocar y tocar,

no las casas, ni sus puertas…

lo dulce, lo amargo, lo sabroso,

lo triste, lo suave…

Saber reconocer

cada solución

en la espesa tiniebla;

dar con la clave precisa

y las correctas palabras…

 

 

MISERABLE VIDA
 

Engendrado

en espera de la muerte.

Empedernidamente

enamorado de esta

azarosa vida.

 

 

 

 

jueves, 10 de septiembre de 2015

Algunas implicaciones del lenguaje. El lenguaje es innato y/o adquirido


Algunas implicaciones del Lenguaje.-

El Lenguaje como habilidad innata y/o adquirida:

Lic. Neustander M. Espinosa Cuevas, M.A.

El lenguaje, como otros asuntos de la vida, es un punto de discusión entre idealistas y empiristas. Posturas extremas que han existido en el trascurso de toda la historia de la humanidad, en especial en torno a los argumentos filosóficos y sociales. Sin embargo, en cada época asumen formas diferentes y novedosas; pero en el fondo continúan su matiz, su esencia teórica.

            La discusión en torno al lenguaje, entre idealistas y empirista, se basa a si es innato o si es adquirido. Por un lado, unos, los idealistas plantean que los seres humanos nacen con esa capacidad; incluso, asumen éste como un don biológico, genético. En cambio, los otros, empirista, explican el asunto como algo aprendido en el entorno social como cualquier otra habilidad física o natural.

            En ese sentido, Serra; et al (2000:19-21) señalan que la postura “idealista-pragmática” o americana ha extendido su influencia poniendo en primer término la importancia de los aspectos genéticos en el comportamiento, hasta el punto de atribuirles conocimientos lingüísticos. Entre sus exponentes, resaltan a Fodor, en la filosofía y la psicología; y a Chomsky, en la lingüística, quienes parten de argumentos basados en hechos empíricamente demostrados.

            De forma similar, Montoya (2001), explica más detalladamente que en la lingüística, como en otras ciencias del conocimiento humano, existe una disputa entre el empirismo y el nativismo. El nativismo sostiene que la capacidad de ver, oír, pensar y hablar son actos innatos o genéticos. En cambio los empiristas, a la cabeza de los behavioristas o conductistas, están convencidos de que el niño aprende a hablar porque imita a los adultos -sobre todo a la madre- y porque tiene necesidad de manifestar sus necesidades y deseos. Según los empiristas, el niño aprende el idioma de la misma manera que otras destrezas físicas y mentales. Es decir, mediante la llamada "conducta operante", que está determinada por la influencia de factores externos o adquiridos y no así por medio de factores innatos o genéticos.

También, añade él: así como los empiristas están convencidos de que el niño aprende a articular y combinar sonidos, los nativistas y los psicólogos del Gestalt, que rechazan categóricamente la teoría de que el entorno social sea el único factor determinante en el desarrollo idiomático, están convencidos de que el habla es un don biológico con el cual nacen los humanos, y que la experiencia cognitiva es apenas un estímulo para su desarrollo posterior. De ahí que el psicólogo Arnold Gesell, a diferencia de John B. Watson y Brurrhus Skinner, sostiene la concepción de que gran parte del desarrollo lingüístico del individuo está determinado por factores de maduración interna, y no por las simples influencias del entorno social.

Las opiniones de empirista e idealista son los dos extremos en torno al lenguaje. Ejemplos claros de tal asunto son las explicaciones de Jackson y de Chomsky. El primero, citado por Montoya (Op. Cit.), argumenta que cada función realizada por el sistema nervioso es garantizada no por un grupo reducido de células, sino por una complicada jerarquía de niveles de la organización fisiológica del sistema nervioso. En otras palabras, para que la persona pronuncie una palabra no es suficiente con que se activen el grupo de células de la corteza de los hemisferios del cerebro ‘responsable’ de esto. Para él, en la gestación de la palabra participan, según su naturaleza, estructura ‘profundidad de yacimiento’, diversos mecanismos cerebrales. Además, dice: en el mantenimiento de los procesos lingüísticos toman parte tanto los más elementales mecanismos fisiológicos del tipo ‘estímulo respuesta’ (E-R) como mecanismos específicos que poseen estructura jerárquica y exclusivamente características para las formas superiores de actividad lingüística.

En contraposición, Chomsky, citado por el mismo Montoya, considera que el idioma es una suerte de computadora que funciona de manera automática, como los procesos de asociación antes de pensar. Plantea la teoría de que el niño tiene una programación genética para el aprendizaje de su lengua materna, desde el instante en que las normas para las declinaciones de las palabras, y la construcción sintáctica de las mismas, están ya programadas genéticamente en el cerebro. Lo único que hace falta es aprender a adaptar esos mecanismos gramaticales al léxico y la sintaxis del idioma materno, que, en el fondo, es una variante de una gramática que es común para todas las lenguas, sin que esto quiera decir que exista -o existió- una "lengua madre universal" de la cual derivan todos los idiomas hasta hoy conocidos.

Sin embargo, es necesario considerar un punto de equilibrio, una teoría ecléctica; tal y como sustenta el mismo Montoya: aparte de las dos teorías mencionadas, se debe añadir la concepción de los "interrelacionistas", quienes consideran que el lenguaje es un producto tanto de factores innatos como adquiridos, ya que el lenguaje depende de impulsos internos y externos, que están determinados de antemano, lo que presupone la preexistencia de sentimientos y pensamientos. Al faltar los conceptos internos -por diversos motivos- falta también la facultad del habla, como en los recién nacidos o en los impedidos mentales. Pero para hablar, además de un contenido psíquico mínimo, hace falta el estímulo externo, el impulso de expresarse y hacer partícipes a los demás de nuestros estados de ánimo. De ahí que el estudio del desarrollo idiomático del individuo es tratado no sólo por la psicolingüística, sino también por la sociolingüística, que estudia cómo el idioma influye y es influido en la interrelación existente entre el individuo y el contexto social, habida cuenta que el lenguaje, además de ser un código de signos lingüísticos, es el acto de expresar ideas y sentimientos mediante la palabra; más todavía, cuando el lenguaje es el primer patrimonio familiar que recibe el recién nacido, a quien le acompaña desde la cuna hasta la tumba, y es la herencia, a veces la única, que transmite a sus descendientes. Y precisamente, esta es la posición asumida en este trabajo.

Por otra parte, Serra; et al (2000:21) plantean resituar algunos asuntos: 1) lo que se entiende por innato, “aquellos aspectos que forman parte del equipo biológico de la especie, ya sean accesibles desde el nacimiento o posteriormente como fruto de la maduración; 2) lo que se entiende por adquirido, “resultado de la interacción con el grupo social y el medio donde se vive”. Y terminan presentando un breve resumen de esta problemática: la tarea que hay que realizar en el estudio de la adquisición del lenguaje consistirá, en primer lugar, en familiarizarse con los factores en juego y con los datos correspondientes, para después resituar aquello que parezca innato y aquello que parezca aprendido, o valorar hasta qué punto parece claro qué es lo que pertenece a uno y otro ámbito, sin concluir, por ejemplo, que por el hecho de que alguna habilidad tenga componentes innatos toda ella lo tenga que ser. En segundo lugar, y mucho más interesante y efectivo, se tratará de revisar los diversos tipos de interacciones durante la adquisición, tanto aquellas que se den en el interior de cada componente del lenguaje, como las que se den entre los diversos componentes, así como las habilidades psicológicas y las condiciones sociales que les dan soporte. De esta forma se dispondrá de una base teórica sólida a partir de la cual adoptar criterios aplicados, tanto en el ámbito de la educación como en el de la intervención en el caso de niños y niñas cuyo aprendizaje se realiza en circunstancias excepcionales.

Así que, según las informaciones anteriores, es necesario asumir el lenguaje como un fenómeno tanto innato como adquirido. Es decir, existen aspectos con los cuales se nacen; heredados, genéticos (como los demostrados por Broca y Wernicke: la lateralización, la comprensión, audición y la articulación del lenguaje); y otros, aprendidos por la interrelación social (como el idioma).

Referencias bibliográficas:

Berko, J. et al (1999) Psicolingüística. Segunda edición. España: McGraw-Hill.

Montoya, V. (2001). Lenguaje y Pensamiento. Sincronía. http://sincronia.cucsh.udg.mx.

Serra, M. et al (2000) La Adquisición del Lenguaje. Barcelona, España: Editorial Ariel, S. A.