La vida en Santo
Domingo en el siglo XIX
“El dominicano, -dice
el doctor Francisco Henriquez y Carvajal, describiendo la vida de
fines del siglo XIX, - se abandona a la dulce vida soñolienta, por
desgracia no soñadora, de los que no sienten el poderoso estímulo
de las necesidades... ¿Qué le importa a él el estado rudimentario
de organización social y económica en que vive? Tiene la vista
sobre sus campos, contempla la llanura o las montañas, respira el
fresco ambiente de su región paradisíaca, sabe que allí hay un
arroyo cristalino en donde bebe y se baña deliciosamente, que la
tierra pródiga sin esfuerzos le rinde el alimento sabroso, que sus
animales de crianza viven y se reproducen sin costarle pena; ¿pues
qué más? Y así pasan las horas y los días en delicioso giro, sin
quebrantos y sin tormento”.
Aquella sociedad tenía
caracteres patriarcales, no sólo por su tranquilidad, sino porque
las familias se agrupaban numerosas en torno de un jefe. Bajo el
“pater familias” vivían, no sólo sus descendientes inmediatos,
sino toda especie de parientes en grados diversos, toda una
“clientela”, como se decía en Roma, de agregados, o, como les
llama el pueblo, “arrimados”, a la cual se sumaba la servidumbre
numerosa. Abundaban las casas donde los habitantes normales eran
entre veinte y treinta personas.
La vida en aquellas
condiciones puede aparecer poco interesante para un hombre del siglo
XX, acostumbrado a movimiento y tráfago. Pero en aquella
tranquilidad, en aquella somnolencia, se gozaba de larga felicidad.
Había, además, extraordinaria honradez: el país nunca ha conocido
bandidos y hasta hoy es costumbre viajar sin tomar precauciones. El
novelista Francisco Gregorio Billini ha descrito esta felicidad en su
“Engracia y Antoñita” donde pinta su Arcadia natal, el pueblo de
Baní.
Había pocas
pretensiones sociales. Aunque entre los hombres que fundaron familias
en los orígenes de la colonia hubo buen número que provenían de
solares ilustres o por lo menos hidalgos (Heredia, Mendoza, Guzmán,
Del Monte, Oviedo y otros tnatos), la gradual nivelación de la
riqueza, unida al fondo democrático del espíritu español, fue
borrando las grandes diferencias. En cuestión de raza, no hay los
fuertes prejuicios que reforzó en Cuba la persistente importación
de esclavos en el siglo XIX: el prejuicio es, pudiéramos decir,
estético. La era colonial, que tuvo dos Universidades y otras
instituciones de cultura, dejó una gran reverencia por la actividad
intelectual. Todavía recuerdo como en mi infancia veía huellas del
antiguo “criterio de autoridad” en materias intelectuales, y
recuerdo hacia que años empiezo a notar la aparición del espíritu
irreverente, general hoy en el mundo, que nos ha entregado a la
abierta “lucha de competidores” en el orden de la cultura como en
el orden económico.
La única nube que
turbaba la felicidad patriarcal eran, en el siglo XIX, las
revoluciones. Como en toda América Latina, una parte del elemento
político y militar estuvo a punto de hacer naufragar allí la
civilización. Como en toda la América Latina, tiranos y
revolucionarios estuvieron a punto de “descivilizar” el país,
cuya vida normal sólo persistía a través de los esfuerzos del
núcleo de productores sufridos y persistentes, de las mujeres,
heroicas sostenedoras del hogar desatendido por el “hombre
superior” (a quién tenían que mantener ellas, con trabajos
modestos, cuando faltaba el puesto político), y del grupo de los
iluminados, de los desinteresados que a veces lograban intervenir en
el gobierno y que siempre difundían luz a través de la enseñanza.
Ahora, aquella sociedad
está transformándose, después de una compleja crisis que se
extiende de 1899 a 1916; la que hoy, la ley que impera es la ley del
siglo XX, la que pide a todo habitante de la tierra su porción de
trabajo, su parcela de actividad.
Pedro Henríquez Ureña
(Dominicano)
¿Por qué
desaparecieron los dinosaurios?
Durante ciento cincuenta
millones de años, las criaturas más difundidas de la Tierra fueron
grandes reptiles, llamados dinosaurios. Tiempo después, hace unos
sesenta millones de años, se extinguieron todas esas criaturas. No
de la noche a la mañana, pero sí en un tiempo bastante breve:
digamos en un millón de años.
Acerca de esta
extinción, se han hecho diversas conjeturas... pero sólo eso,
conjeturas. A ciencia cierta, nadie lo sabe.
Hay quien piensa que se
debió a un cambio de clima. Pero es dificil creer que no quedaran
regiones de clima apropiado. Otros sugieren que, quizás, los
mamíferos primitivos empezaron a alimentarse de los huevos de
dinosaurio, y acabaron así con ellos...
Otra posibilidad es que
los dinosaurios empezaran a experimentar mutaciones. Como la mayoría
de las mutaciones son para mal, es posible que el excesivo número de
dinosaurios mutantes trajese consigo la extinción de la especie. Una
de las causas de las mutaciones es la radiación energética. La
Tierra es constantemente bombardeada con rayos cósmicos que podrían
ser la causa de las mutaciones que aparecen en los organismos hoy
día. K.D. Terry, de la Universidad de Kansas, y W.H. Tucker, de la
Universidad de Rice han señalado que si explotase una supernova, más
o menos cercana al Sistema Solar, la Tierra podría verse inundada de
rayos cósmicos. Calcularon que cada diez millones de ñaos puede
suceder esto. Pudo suceder que, hace setenta millones ocurriera esto
y que una mutación hiciera que los huevos fueran de cáscara mucho
más gruesa y resultara para éstos más difícil romper el cascarón,
reduciendo la tasa de su natalidad.
Isaac Asimov (ruso)
“La Halitosis: Un
problema que se puede resolver”
La halitosis puede
ocasionar el rechazo de las demás personas y te puede llevar al
aislamiento. Muchas veces, un buen cepillado de los dientes y el uso
del hilo dental te ayudarán a mantener una boca sana. Recuerda que
tus dientes y tu boca son herramientas muy valiosas que debes cuidar.
Lee este artículo que te ofrece Listín 2000 para que estés más
informado al respecto.
Se dice que la boca es
el ambiente ideal para la reproducción de las bacterias causantes
del mal olor y que en ella se alojan más de trescientas especies
cuya principal alimentación son los desechos alimenticios que se
quedan en tu boca.
La actividad bacteriana
genera gases malolientes, en un proceso similar al de la
descomposición de la basura. En la mayoría de los casos, el mal
aliento o halitosis se origina en la propia boca como resultado de la
producción microbiana. Sí no se toman las medidas necesarias,
entonces se producen las famosas caries dentales y muchas veces
enfermedades en las encías.
Dulce Elvira de los Santos
(Dominicana)